EN RESPOSTA A HERMAN SCHILLER


Por Carlos Galansky
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En resposta ao artigo publicado no xornal arxentino "Página 12" o pasado 27 de novembro. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-136050-2009-11-27.html
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Estimado Sr. Herman Schiller:
Hay un refrán sefaradí que dice: la calumnia, la difamación y la maledicencia destruye a tres personas: a quien lo dice, a quien lo escucha y a quien es víctima de ello. Esto me recuerda su artículo del 27/11/2009 publicado en Pagina 12. Voy a explicarle por qué.
Soy judío, nacido en Argentina y nunca fui sionista. Recibí por parte materna, una tradición judía que siempre llevé con orgullo.
Pero es que la sociedad argentina antisemita-judeófoba, me lo hizo recordar en mis 30 años de vida en ella. Siempre fui el rusito, esa mezcla de bolchevique y judío. Por eso siendo joven en los años 70 me hice bolchevique. Eso me llevó a militar en la organización marxista-trotskista PRT-ERP. Caí preso. Durante el encierro asumí el fracaso de ese proyecto bolchevique y el de mi vida en Argentina.
Por ello al salir de la cárcel, decidí emprender un nuevo proyecto, aprovechando una segunda oportunidad que me daba la vida. Quise desarrollar mi faceta como judío. Decidí marcharme a Israel.
Y aquí viene lo que quiero contarle.
Inicié mis trámites para escaparme rápidamente de Argentina, ni bien salí de la cárcel. Fui recibido en la comunidad judía y por las autoridades consulares de Israel sin ninguna animadversión. Nunca había pisado ninguna de esas instituciones. Nunca había pertenecido a ninguna organización juvenil sionista. Era un verdadero asimilado. Esto ocurrió en octubre de 1979.
En una conversación con el secretario de la embajada tuve que escuchar una pregunta que me resultó extraña en ese momento. Fue la siguiente: “¿Ud. va a usar Israel como puente para pasar a Europa y atacar a Israel?”. No me sentí agredido sino extrañado por esa pregunta. Unos meses después entendí perfectamente esa justificable pregunta.
Tanto las autoridades de la comunidad como las autoridades israelíes me resolvieron un problema grave: no tener pasaporte argentino. Mi temor era quedarme “pegado” al ir a solicitarlo ante la policía.
La solución fue salir de Uruguay a Israel con un salvoconducto, un laissez-passer. Efectivamente, en menos de una semana pasé a Montevideo y ahí esperé unos días a que me dieran el documento.
Mientras esperaba ese trámite, fui ayudado económicamente y fundamentalmente protegido en mi seguridad, por los jóvenes uruguayos de la comunidad judía de Montevideo. Fueron controles diarios con ellos y al final cuando salí del aeropuerto, ellos controlaron directamente sobre el terreno que yo embarcaba en el avión hacia la libertad, a Israel. Gracias al salvoconducto recibí un trato de diplomático.
Por ello creo que a su artículo se le puede aplicar el refrán sefaradí, cuando escribió “las historietas que el judaísmo oficial ha puesto en movimiento para auto blanquearse respecto del papel jugado durante la dictadura”. Para mí y para todos los jóvenes argentinos judíos que conocí en Israel, su frase no es cierta. Todos fuimos ayudados para salir de Argentina, a pesar de que la mayoría de nosotros, no aportamos nada ni a la comunidad judía ni al Estado de Israel. Añadiría algo más. Si bien en el PTR-ERP no encontré una postura antiisraelí, no se puede decir lo mismo de las organizaciones peronistas. Basta ver la famosa foto de Arafat junto a Firmenich y Fernando Vaca Narvaja de los años 70. O leer en el libro de Uki Goñi, La auténtica Odessa. La fuga nazi a la Argentina de Perón, como el triángulo Cruz Roja-El Vaticano- la Argentina de Perón ayudaron a los criminales nazis casi con honores.
¡Cómo no iba a desconfiar la comunidad judía e Israel de nosotros!
¡Cómo se puede andar exigiendo a la comunidad judía que nos saquen las castañas del fuego! ¡Asumamos nuestras propias responsabilidades!
Pero es que la ayuda que recibí de las autoridades israelíes ya estaba planificada desde febrero –marzo de 1976, tal como se puede leer en el Informe de la Comisión interministerial de los judíos desaparecidos en la Argentina de octubre de 2005, que Ud. y las Sras. Epelbaum y Gutman hacen referencia. Les pregunto ¿verdaderamente habéis leído el informe?
En el punto g., Israel y la violación de los DDHH en Argentina, se puede leer perfectamente el denominado Operativo Evacuación de febrero-marzo de 1976.
Ud. llama historieta a lo que yo denomino solidaridad y generosidad. Esto último porque la ayuda alcanzaba también a los no judíos, cónyuges de judíos.
Me parece también de mucha soberbia la reacción de la Sra. Renée Epelbaum cuando escuchó el “reproche” de la DAIA que “esto pasó por falta de educación sionista a sus hijos”. Para mi es una verdad clara y contundente.
Hay personas en la vida que siempre se la pasan exigiendo derechos a los demás a cambio de ningún deber por parte de ellos.
Esos mismos judíos en Israel, no todos eso sí, les conocí con un comportamiento repugnante, verdaderamente antiisraelíes. De escupir la mano que les dio de comer.
Vi en directo como usaban Israel para pasar a Europa, para atacar Israel. Comprendí la pregunta del secretario de la embajada.
Se escapaban dejando deudas, tanto al Estado de Israel como es el caso del pasaje de avión, como a establecimientos comerciales. El colmo del desagradecimiento fue una pareja que escapó a Grecia en coche desde Haifa en barco, desmantelando el apartamento que le habían concedido: vendieron a los árabes, los muebles, las camas, los armarios, hasta las canillas (los grifos).
Hubo otro que al llegar al aeropuerto de Tel Aviv, mientras realizaba los trámites de entrada al país, se puso a gritar que él no quería vivir en Israel porque era un estado fascista. Desgraciadamente se acordó en Israel de eso. Antes de llegar estuvo siempre callado. Desde ya que los israelíes no tuvieron inconveniente en mandarlo a tomar viento, con destino a Holanda, a este indeseable.
Me disgusta mucho leer artículos como el suyo, donde gratuitamente se condena a Israel. El comentario de la Sra. Gutman sobre la venta de armas de Israel a Argentina es un claro ejemplo de ello.
Tuve la oportunidad de asistir en Jerusalem, en dependencias del YMCA, a una reunión que tuvimos los exiliados judíos con el entonces ministro de Defensa israelí Yitzhak Rabin. Fue en junio de 1980. Fuimos a hablar sobre los desaparecidos judíos. Nos dijo claramente que Israel tenía conocimiento de las desapariciones y concretamente de los miembros de la comunidad judía. Era plenamente consciente del antisemitismo-judeofóbico de los militares argentinos. Que las relaciones con el gobierno militar eran institucionales y para nada amigables. Que en el tema de los desaparecidos los militares se negaban a hablar de ello. Y que por lo tanto las posibilidades del gobierno israelí de lograr algún objetivo al respecto eran nulas.
No conozco qué tipo de armas pudo vender Israel a partir de junio de 1980 a Argentina. Antes fue imposible que lo hiciera porque el gobierno de Isabel Perón era claramente antisemita-judeófobo.
El único armamento ligero fabricado en Israel es la pistola ametralladora Uzi. Sé que el ejército argentino usaba el fusil FAL de fabricación belga y las pistolas 9 mm de fabricación italiana. Me pregunto si la Sra. Epelbaum que le reprocha a Israel que “no quisiéramos enterarnos que nuestros hijos fueron asesinados con armas israelíes”, le ha reprochado también a Bélgica e Italia por la venta de sus armas. Porque estoy seguro que esas armas y no las israelíes fueron las usadas para matarnos desde 1969, en que entró en escenario la violencia militar en la vida política argentina. Y en todo caso si Israel vendió armas fue a partir de 1981, cuando el ejército argentino estaba preparando la guerra de las Malvinas.
Muchos de los judíos argentinos nos metimos en organizaciones políticas en busca de alcanzar nuestras ilusiones, los “sueños revolucionarios” que dice la Sra. Gutman. Pero algunos que sobrevivimos a la muerte, nos dimos cuenta que nuestras ilusiones eran alucinaciones y que los sueños se transformaron en pesadillas.
Tuve la oportunidad de participar en 1973 de una experiencia política de la cual quedé desilusionado. Porque no sirvió para construir nada. Sólo para destruir, para matar y que nos mataran. Porque eso es la guerra, aunque se la quiera bautizar con el nombre de revolucionaria.
Hasta tal nivel de soberbia, cretinismo y abzurdismo han llegado algunos judíos, que solo se puede decir que son conversos quebrados. Son los judíos antisionistas. De las dudas y miedos de ser judíos han entrado en pánico. Son los nuevos dihmnis. Los sirvientes del islamismo fanático. Han cruzado la línea roja. Porque no entienden que el antisionismo de hoy es el antisemitismo-judeófobo de ayer.
A ellos cuando hagan mención de los desaparecidos judíos o de los sueños revolucionarios y de las luchas de los pueblos, por favor, EN MI NOMBRE NO.
Y a Ud. Sr. Herman Schiller, si se reivindica marxista y ateo, deje de utilizar referencias religiosas para defender sus posturas. Use la razón de sus ideas, no una idea religiosa de un tratado religioso judío de la antigüedad como el Pikei Avot. ¿Es que no tiene recursos intelectuales para defender su postura?
Descartes escribió, pienso luego existo. Hoy los judíos tenemos que actualizar esa frase por esta otra: resistir para existir. Hasta de los propios judíos, eso sí, conversos quebrados.
Ser antiisraelí es una cuestión de fe. Basta con creer en ello.
Atte.
Carlos Galansky Koper

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