O PROGRAMA DE HEZBOLLÁH


The Jerusalem Quarterly publicou, no seu número 48 (outono de 1988), a tradución ao inglés, “lixeiramente abreviada”, dunha carta aberta “aos oprimidos do Líbano e do mundo” que se considera o programa político de Hezbolláh; o orixinal en árabe publicouse o 16 de febreiro de 1985 en al-Safir (Beirut), e tamén coma folleto. A citada versión en inglés se pode atopar na web israelí The Institute for Counter-Terrorism (http://www.ict.org.il/ ICT; damos aquí a súa tradución ao español, xunto co comentario final do ICT.
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Nuestra identidad
Se nos pregunta a menudo quiénes somos, el Hizbolá, y cuál es nuestra identidad. Somos los hijos de la umma (comunidad musulmana), el partido de Dios (Hizb Allah), a cuya vanguardia concedió Dios la victoria en el Irán. Allí la vanguardia logró sentar las bases de un estado musulmán que desempeña un papel central en el mundo. Obedecemos las órdenes de un líder sabio y justo, que cumple todas las condiciones necesarias para ser nuestro tutor y faquí (jurisconsulto): el ruholá Musawi Jomeini. ¡Dios le dé la salvación!En razón de lo dicho, no constituimos un partido organizado y cerrado en el Líbano, ni somos una formación política estanca. Somos una umma unida a los musulmanes del mundo entero por la sólida ligazón doctrinal y religiosa del islam, cuyo mensaje Dios quiso que fuera cumplido por el Sello de los Profetas, es decir, Mahoma. Es por eso que todo cuanto toca o hiere a los musulmanes en Afganistán, Iraq, Filipinas y otros lugares reverbera en la entera umma musulmana, de la que somos parte integral. Nuestra conducta nos viene dictada por principios jurídicos establecidos a la luz de una concepción política global definida por el faquí mayor (wilayat al-faqih).En cuanto a nuestra cultura, se basa en el Sagrado Corán, la Sunna y los edictos legales del faquí que es nuestro modelo (marja’ al-taqlid). Nuestra cultura es clara como el cristal. No es complicada y está al alcance de todos.Nadie puede imaginar la importancia de nuestro potencial militar, porque nuestro aparato militar no está separado de nuestro tejido social general. Cada uno de nosotros es un combatiente. Y cuando se hace necesario librar la Guerra Santa, cada uno de nosotros asume su cometido en la lucha de acuerdo con las prescripciones de la Ley, y dentro del marco de la misión llevada a cabo bajo la tutela del faquí mayor.


Nuestra lucha
Los Estados Unidos, a través de sus agentes locales, han intentado persuadir al pueblo de que quienes aplastaron su arrogancia en el Líbano y frustraron su conspiración contra los oprimidos (mustad’afin) no eran sino un hatajo de terroristas fanáticos, con la única meta de dinamitar bares y destruir máquinas tragaperras. Tales insinuaciones ni pueden engañar ni engañarán a nuestra umma, porque el mundo entero sabe que el que quiera oponerse a los Estados Unidos, esa superpotencia arrogante, no puede permitirse acciones marginales que le desvíen de su objetivo principal. Nosotros combatimos la abominación y arrancaremos sus raíces, sus raíces primarias, que son los Estados Unidos. Todo intento de empujarnos a acciones marginales fracasará, porque nuestra determinación de combatir a los Estados Unidos es sólida.Declaramos abiertamente y con fuerza que somos una umma que sólo teme a Dios, y que no está dispuesta a tolerar la injusticia, la agresión ni la humillación. América, sus aliados del Pacto Atlántico, y la entidad sionista en la tierra santa de Palestina, nos atacaron y siguen haciéndolo sin descanso. Pretenden hacernos morder el polvo a toda hora. Por eso, cada vez más, estamos en alerta permanente para repeler la agresión y defender nuestra religión, nuestra existencia, nuestra dignidad. Invadieron nuestro país, destruyeron nuestras aldeas, degollaron a nuestros hijos, violaron nuestros santuarios y pusieron amos sobre nuestro pueblo, que cometieron las peores matanzas contra nuestra umma. No cesan de apoyar a estos aliados de Israel, y no nos dejan decidir nuestro futuro según nuestros deseos. En una sola noche los israelíes y los falangistas ejecutaron a miles de nuestros hijos, mujeres y niños en Sabra y Shatila. Ninguna organización internacional protestó ni denunció de manera efectiva aquella matanza feroz, matanza perpetrada con el acuerdo tácito de los aliados europeos de América, que se habían retirado pocos días, quizá sólo pocas horas antes, de los campamentos palestinos. Los derrotistas libaneses aceptaron poner los campamentos bajo la protección del enviado estadounidense Philip Habib, ese zorro astuto. Nuestra única alternativa es hacer frente a la agresión con el sacrificio. La coordinación entre los falangistas e Israel continúa y avanza. Cien mil víctimas, tal es el balance aproximado de los crímenes cometidos por ellos y los Estados Unidos contra nosotros. Casi medio millón de musulmanes tuvieron que abandonar sus casas. Sus barrios fueron prácticamente arrasados en Nab’a, mi propio barrio de Beirut, así como en Burj Hammud, Dekonaneh, Tel Zaatar, Sinbay, Ghawarina y Jubeil, todos ellos en zonas hoy controladas por las “Fuerzas Libanesas” [alianza de milicias maronitas y nacionalistas]. Entonces la ocupación sionista desató su invasión usurpatoria del Líbano, en plena y manifiesta colusión con la Falange. Ésta condenó todo intento de resistir a las fuerzas invasoras. Participó en la aplicación de ciertos planes de Israel para hacer realidad su sueño en el Líbano y accedió a todas las peticiones israelíes para obtener poder.Y eso, en efecto, fue lo que ocurrió. Bashir Gemayel, ese carnicero, tomó el poder con la ayuda añadida de países de la OPEP y de la familia Gemayel. Trató de mejorar su fea imagen uniéndose al sexpartito Comité de Seguridad Pública presidido por el ex presidente Elias Sarkis, que no era sino un puente americano-israelí prestado a los falangistas para controlar a los oprimidos. Nuestro pueblo no podía seguir tolerando la humillación. Destruyó a los opresores, los invasores y sus lacayos [elegido presidente el maronita Bashir Gemayel, una bomba en el cuartel general de la Falange en Beirut le mató, junto a otras 26 personas, ocho días antes de su toma de posesión]. Pero los Estados Unidos persistieron en su locura e instalaron a Amin Gemayel en el lugar de su hermano. Entre sus primeros y supuestos logros estuvieron la destrucción de los hogares de refugiados y otros desplazados, el ataque a mezquitas y la orden dada al ejército de bombardear los barrios del sur de Beirut donde residían los oprimidos. Invitó a tropas europeas a ayudarle contra nosotros y firmó el acuerdo del 17 de mayo [de 1983] con Israel, que convirtió al Líbano en protectorado americano.Nuestro pueblo ya no podía soportar más traiciones. Decidió oponerse a la infidelidad -fuera francesa, americana o israelí- atacando sus cuarteles generales [atentados de octubre de 1983] y desencadenando una auténtica guerra de resistencia contra las fuerzas de ocupación. Finalmente, el enemigo tuvo que optar por la retirada por etapas.


Nuestros objetivos
Hablemos sinceramente: los hijos de Hizbolá saben quiénes son sus principales enemigos en el Oriente Medio: la Falange, Israel, Francia y los Estados Unidos. Los hijos de nuestra umma se encuentran ahora en un estado de confrontación creciente con ellos, y lo estarán mientras no se alcancen los tres objetivos siguientes:a) expulsar definitivamente del Líbano a los americanos, los franceses y sus aliados, poniendo fin a toda entidad colonialista en nuestra tierra;b) someter a la Falange a un poder justo y llevarla ante la justicia por los crímenes que ha perpetrado contra musulmanes y cristianos;c) permitir que todos los hijos de nuestro pueblo determinen su futuro y elijan libremente la forma de gobierno que deseen. Instamos a todos ellos a escoger la opción del gobierno islámico, que es la única que puede garantizar la justicia y la libertad para todos. Sólo un régimen islámico podrá frenar cualquier nuevo intento de infiltración imperialista en nuestro país.Éstos son los objetivos del Líbano; ésos son sus enemigos. En cuanto a nuestros amigos, son todos los pueblos oprimidos del mundo. Nuestros amigos son también quienes combaten a nuestros enemigos y nos defienden de su maldad. A estos amigos, individuos y organizaciones, les decimos:"Amigos, dondequiera que estéis en el Líbano... estamos de acuerdo con vosotros en los objetivos grandes e irrenunciables: destruir la hegemonía americana en nuestra tierra; poner fin a la gravosa ocupación israelí; rechazar todos los intentos de los falangistas de monopolizar el poder y la administración.""Aunque tengamos, amigos, puntos de vista muy diferentes sobre los medios de la lucha y los niveles en que hay que librarla, debemos superar esas divergencias insignificantes y consolidar nuestra cooperación con la mira puesta en el gran propósito."Somos una umma que sigue el mensaje del islam. Queremos que todos los oprimidos puedan estudiar el mensaje divino para traer la justicia, la paz y la tranquilidad al mundo. Por eso no queremos imponer el islam a nadie, como tampoco queremos que otros nos impongan sus convicciones y sus sistemas políticos. No queremos que el islam reine en el Líbano por la fuerza, como hoy sucede con los maronitas. Es lo mínimo que podemos aceptar para poder acceder por medios legales a la realización de nuestras ambiciones, salvar al Líbano de su dependencia de Oriente y Occidente, poner fin a la ocupación extranjera y adoptar un régimen libremente escogido por el pueblo del Líbano. Ésa es nuestra percepción del actual estado de cosas. Ése es el Líbano que deseamos. A la luz de nuestras concepciones, nuestra oposición al sistema presente es función de dos factores: 1) el presente régimen, producto de una arrogancia tan injusta que ninguna reforma ni modificación podría remediarlo, sino que ha de ser transformado radicalmente; y 2) el imperialismo mundial, que es hostil al islam.Consideramos que toda oposición que se haga en el Líbano en nombre de la reforma sólo puede beneficiar en última instancia al sistema presente. Toda oposición de esa clase, que opere dentro del marco del mantenimiento y la salvaguarda de la actual constitución sin exigir cambios en los propios fundamentos del régimen, es por tanto una oposición puramente formal, que no puede satisfacer los intereses de las masas oprimidas. Por lo mismo, toda oposición que se enfrente al presente régimen dentro de los límites fijados por él es una oposición ilusoria, que presta un gran servicio al sistema de Gemayel. No puede interesarnos ninguna propuesta de reforma política que acepte el podrido sistema vigente. No podríamos ser más indiferentes a la creación de tal o cual coalición gubernamental, o a la participación de esta o aquélla personalidad política en puestos ministeriales que sólo son parte de ese régimen injusto.La política seguida por los jefes del maronismo político a través del “Frente Libanés” y las “Fuerzas Libanesas” no puede garantizar la paz y la tranquilidad para los cristianos del Líbano, mientras se base en la ‘asabiyya (particularismo estrecho), los privilegios confesionales y la alianza con el colonialismo. La crisis libanesa ha demostrado que los privilegios confesionales son una de las principales causas de la conflagración que ha asolado el país. También demostró que la ayuda exterior no sirvió de nada a los cristianos del Líbano cuando más la necesitaban. Tañeron las campanas para que los cristianos fanáticos se liberaran de lealtades confesionales y de ilusiones nacidas de monopolizar privilegios en detrimento de otras comunidades. Los cristianos deben responder a la llamada del cielo y recurrir a la razón en vez de las armas, a la persuasión en vez del confesionalismo.


A los cristianos
Si vosotros, cristianos, no podéis tolerar que los musulmanes compartan con vosotros ciertos ámbitos del gobierno, también Alá ha hecho intolerable para los musulmanes participar en un régimen injusto, injusto para vosotros y para nosotros, en un régimen que no se apoya en los mandatos (ahkam) de la religión y en la base de la Ley (la sharía) establecida por Mahoma, el Sello de los Profetas. Si buscáis justicia, ¿quién más justo que Alá? Él envió del cielo el mensaje del islam a través de sus sucesivos profetas, para que juzgaran al pueblo y dieran a cada uno sus derechos. Si os han engañado y hecho creer que planeamos venganza contra vosotros, vuestros temores son infundados. Pues aquellos de vosotros que son pacíficos siguen viviendo entre nosotros sin que a nadie se le ocurra molestarles. No os deseamos mal. Os instamos a abrazar el islam para que podáis ser felices en este mundo y el siguiente. Si rehusáis adheriros al islam, mantened vuestros lazos con los musulmanes y no toméis parte en ninguna actividad contra ellos. Liberaos de las consecuencias del odioso confesionalismo. Desterrad de vuestros corazones todo fanatismo y parroquialismo. Abrid vuestros corazones al Llamado (da’wa) que os dirigimos. Abríos al islam, donde hallaréis salvación y felicidad en la tierra y en el más allá. Extendemos esta invitación también a todos los oprimidos entre los no musulmanes. En cuanto a quienes pertenecen al islam sólo formalmente, les exhortamos a adherirse al islam en la práctica religiosa y a renunciar a todos los fanatismos que nuestra religión rechaza.


Escenario mundial
Rechazamos tanto a la URSS como a los Estados Unidos, tanto el capitalismo como el comunismo, porque uno y otro son incapaces de sentar los cimientos de una sociedad justa.Con especial vehemencia rechazamos al UNIFIL [la internacional Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano], que ha sido enviado por la arrogancia mundial para ocupar zonas evacuadas por Israel y servirle de parachoques. Merece ser tratado de modo muy semejante a los sionistas. Sepan todos que los objetivos del régimen falangista no tienen ningún peso para los Combatientes de la Guerra Santa, esto es, la resistencia islámica. Ésta es la ciénaga que aguarda a toda intervención extranjera.Tales son, pues, las concepciones y los objetivos que nos sirven de base e inspiran nuestra marcha. Quienes los acepten, sepan que todos los derechos son de Alá y Él los otorga. Quienes los rechacen, seremos pacientes con ellos hasta que Alá decida entre nosotros y el pueblo de la injusticia.


La necesaria destrucción de Israel (ver abaixo, nota do ICT)
Vemos en Israel la vanguardia de los Estados Unidos en nuestro mundo islámico. Es el odiado enemigo al que hay que combatir hasta que los odiados reciban su merecido. Este enemigo es el peligro máximo para nuestras generaciones futuras y para el destino de nuestras tierras, particularmente porque glorifica las ideas de asentamiento y expansión iniciadas en Palestina y ambiciona hacerlas extensivas al Gran Israel, desde el Éufrates hasta el Nilo.Premisa primordial de nuestra lucha contra Israel es que la entidad sionista es agresiva desde su concepción, y se ha construido sobre territorios arrancados a sus dueños a expensas de los derechos del pueblo musulmán. Por tanto, nuestra lucha sólo acabará cuando esa entidad sea aniquilada. No reconocemos ningún tratado con ella, ningún alto el fuego ni ningún acuerdo de paz, sea separado o multilateral.Condenamos enérgicamente todos los planes de negociación con Israel, y tenemos por enemigo a todo negociador, porque tal negociación no es sino el reconocimiento de la legitimidad de la ocupación sionista de Palestina. Por consiguiente denunciamos y rechazamos los Acuerdos de Camp David, las propuestas del rey Fahd, el plan de Fez y Reagan, las propuestas de Brezhnev y franco-egipcia, y todos aquellos programas que incluyan el reconocimiento, aun implícito, de la entidad sionista.


Nota del ICT:
Este párrafo no figuraba en la traducción publicada por el Jerusalem Quarterly. Es posible que esa omisión se debiera a que la fuente de la traducción (al-Safir) no incluía este texto, que aparece en el Programa original de Hizbolá. El Programa original se publicó el 16 de febrero de 1985. El portavoz de la organización, jeque Ibrahim al-Amin, leyó el Programa en la mezquita al-Ouzai de Beirut occidental, y más tarde se publicó como carta abierta “a los oprimidos del Líbano y del mundo”. Hay que subrayar que ninguno de los sitios web de Hizbolá ha publicado el texto completo del programa de la organización, prefiriendo divulgar el programa electoral de 1996, escrito como propaganda específica de campaña para las elecciones de 1996 al Parlamento libanés.

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