Por Miguel Boó
Me disculparán los columnistas Xosé Luis Barreiro Rivas y Miguel Anxo Murado que en nada esté de acuerdo con sus artículos aparecidos los pasados 29 y 30 de diciembre, en relación con el conflicto bélico de Gaza, y que considere que sus opiniones están basadas en informaciones o hechos que no se ajustan a la verdad. Dicho esto, lamento enormemente la muerte de civiles, no como ocurre al contrario con el asesinato de israelíes en autobuses o mercados, asesinatos que son celebrados con jolgorio callejero y reparto de golosinas por la población palestina.De entrada, me parece desproporcionado que un profesor de universidad y ex presidente de la Xunta califique alegremente de genocidio a lo que no lo es. De hecho si aceptáramos su boutade como válida, el señor Barreiro debería ser condenado a escribir 100 veces en la pizarra que, por ejemplo, el rey Hussein de Jordania fue tambien un genocida de los palestinos (a los que, por lo que se ve se puede exterminar totalmente como pueblo cada dos por tres) durante aquel septiembre negro en el que el ejército jordano mató entre 10.000 y 15.000 seguidores de Arafat. Claro que si los victimarios hubieran sido soldados israelíes, para el señor Barreiro se habría producido una matanza, masacre, genocidio o incluso holocausto). Por supuesto, sirios, libaneses y otros hermanos de sangre también han eliminado a más palestinos que los demonizados israelíes, pero eso carece de importancia. Tampoco importan los enfrentamientos entre palestinos aunque arrojaran un número de víctimas similar al que estos días se está produciendo en la Franja de Gaza, un territorio, no lo olvidemos, que no está bajo ocupación israelí desde hace tres años.En segundo lugar, que el profesor Barreiro otorgue carta de naturaleza a los casi doscientos países existentes en el mundo y solo le niegue su derecho a existir a uno, con los argumentos que utiliza, se me antoja una postura antisemita, judeófoba y antisionista. Tres en uno. Obviamente está en su derecho, pero nadie podrá negarme que algo de discriminación sí que hay en el propósito del columnista cuando niega a los judíos un trozo de tierra otorgado por el derecho internacional, una extensión tan imperialista que cabe 500 veces en la veintena de países musulmanes que le rodean, a los que sí les otorga el derecho a existir aun tratándose de estados recién nacidos de la nada (como Jordania) y pasando por alto aspectos tan criticables como que son teocracias fundamentalistas, satrapías o dictaduras donde las mujeres son menos que los animales, a los homosexuales los ahorcan y las libertades no existen ¡salvo que esos musulmanes vivan en Israel, donde lejos de tener derechos limitados como aduce Murado, cuentan con sus propios partidos, periódicos, jueces, diputados! ¿Pueden decirme los señores Barreiro y Murado si en Jordania, Siria, Cisjordania, Irán les es permitido a los judíos ser ministros, parlamentarios o incluso celebrar sus oficios religiosos?En cuanto al manido argumento de la crisis humanitaria, la hambruna, la miseria, los campos de refugiados que no son campos, la falta de luz porque los propios terroristas de Hamas sabotean sus centrales… un poquito de seriedad. Para empezar, ¿por qué se culpa a Isrtael de un bloqueo que podría resolverse si sus hermanos egipcios les abriesen la fronteras? Y para seguir: ya le gustaría a Zambia, Haití, Angola, Guatemala y docenas de países más, tener hospitales, carreteras, teléfonos móviles, cibercafés, universidades, coches y viviendas como las que, aún aceptando su lamentable situación, tienen en Gaza. Si no han tenido ocasión de viajar allí échenle un vistazo a este video http://es.youtube.com/watch?v=AmBmpo3Nnuo. Aunque uno ya está acostumbrado a que sólo se acepten los videos, las fotos y las versiones de una sola de la partes.Y finalmente, en cuanto a los refugiados, que tanto preocupan al señor Murado (nada le importan sin embargo los judíos que fueron expulsados en número similar de los países árabes en los que vivían en 1948), un par de apreciaciones: una, los palestinos son los únicos refugiados de todo el siglo XX que siguen siendo mantenidos por la comunidad internacional; y dos, tras la II Guerra Mundial 12,5 millones de alemanes fueron expulsados con lo puesto, de Polonia y Checoeslovaquia; tras la partición de India y Pakistán en 1947, 6 millones de musulmanes y 8 millones de hindúes huyeron en sentido contrario y no hubo una UNRWA para ellos como la hay en exclusiva para los palestinos, una población condenada a muerte por sus propios dirigentes, señaladamente Hamas, organización terrorista que en sus estatutos no prevé la creación de un estado palestino y si la eliminación total de Israel. Por no hablar de otros casos de refugiados como los de Finlandia respecto a la Unión Soviética o Turquia en relación con Bulgaria.Y para terminar, en mi opinión ningún pais civilizado permitiría que sus vecinos les atacaran todos los días de su vida desde hace 8 años con misiles ni fabriles ni caseros. Si Marruecos disparara todos los días decenas o centenares de quassam sobre Algeciras, España respondería a la agresión. Y no digamos el Reino Unido –los inventores de la demolición de casas de terroristas- si el IRA bombardeara Irlanda del Norte. En definitiva, el conflicto entre israelíes y árabes no es una historia de buenos y malos escrita en blanco y negro como proponen los señores Barreiro y Murado. No, en mi opinión.
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