No suplemento cultural de La Vanguardia de onte mércores 6 de decembro, sae publicada unha carta do ex preso palestino Mahumd al-Safadi ao presidente iraní Ahmadineyad na que critica moi duramente a súa negación do Holocausto.
Non é de ningún alegato pro-xudeo ou pro-israelí, mais nas condicións na que nos topamos é o mínimo que se pode pedir: respecto polos seis millóns de xudeus asasinados na Shoá.
Eis o texto da carta aberta:
Sr. presidente, saludos:
Le escribo después de que hiciera usted públicas sus intenciones de celebrar una conferencia sobre el holocausto en Teherán, probablemente en diciembre, y espero que esta carta llegue a su poder. En primer lugar, permita que me presente: soy Mahmud al Safadi, un antiguo prisionero del Jerusalén ocupado. Hace menos de tres meses, me liberaron de la prisión israelí en la que había estado encarcelado durante los últimos dieciocho años por pertenecer al Frente Popular para la Liberación de Palestina y por tomar parte activa en la resistencia a la ocupación durante la primera intifada.Desde que fue elegido presidente, he seguido sus declaraciones con gran interés, sobre todo las relacionadas con el holocausto. Respeto su objeción a las directivas estadounidenses y occidentales en relación al programa nuclear iraní, y sus legítimas quejas sobre el doble rasero que el mundo ha utilizado en su actitud hacia la producción de energía nuclear por parte de ciertos regímenes. Sin embargo, me enfurece su insistencia en que el holocausto jamás tuvo lugar, y sus dudas sobre el número de judíos asesinados en los campos de concentración/ exterminio, las matanzas organizadas, las cámaras de gas... Con su actitud desestima la importancia universal e histórica del periodo nazi.Me atrevería a decir, Sr. presidente, asumiendo toda la responsabilidad, que usted ha realizado esas declaraciones sin poseer un sólido conocimiento sobre la industria del exterminio nazi. Al parecer, le han bastado sus lecturas de varios negacionistas del holocausto; del mismo modo en que el hombre que grita en un pozo sólo oye el eco de su propia voz. Creo que alguien de su posición no debe cometer semejante error, ya que es algo que lo deshonra a usted y, peor aún, a su pueblo.Al igual que usted y muchos millones de personas más del mundo (infinidad de árabes y palestinos, por desgracia), yo también estaba convencido de que los judíos exageraban y mentían con respecto al holocausto: sobre todo, más allá del hecho de que el movimiento sionista e Israel han utilizado el holocausto en beneficio de su propia política, para ir en contra de mi pueblo.La larga condena que he cumplido me ha proporcionado la oportunidad de leer libros y artículos que, fuera de la cárcel, están fuera de nuestro alcance debido a nuestras normas sociales y a nuestra ideología. Estos materiales ofrecen un conocimiento más profundo de la historia del régimen nazi y del genocidio que perpetró. A principios de la década de 1990, leí artículos de pensadores palestinos como Edward Said y Azmi Bishara, y descubrí hechos y posiciones que contradecían las mías y las de muchos otros palestinos. Sus escritos me despertaron la curiosidad y las ansias de saber más, de modo que procedí a leer testimonios de supervivientes del holocausto y de la ocupación nazi. Estos testimonios, por cierto, no eran sólo de judíos, sino también de personas de otras nacionalidades. Cuanto más leía, más me daba cuenta de que el holocausto es un hecho histórico, y descubrí las monumentales dimensiones del crimen de la Alemania nazi contra los judíos, otros grupos sociales y nacionales, y la humanidad en general. Averigüé que la Alemania nazi aspiraba a instaurar un nuevo orden mundial dominado por la raza aria pura mediante la aniquilación física de las razas impuras y la esclavización de otras naciones. Descubrí hasta qué punto los aparatos de Estados normales - burocracias, sistemas judiciales, autoridades educativas y sanitarias, ayuntamientos, redes ferroviarias y otros- habían participado y colaborado en la puesta en práctica de este nuevo orden mundial. En teoría este objetivo, así como las victorias del ejército nazi-alemán ocupante de la época, también pusieron en peligro la vida de árabes y musulmanes.El crimen es monumental, sin importar el verdadero número de víctimas: judías y no judías. Todo intento por negarlo priva a aquel que lo niega de su propia humanidad y lo pone a la misma altura de los perpetradores. Todo aquel que niegue el hecho de que este desastre provocado por el hombre no tuvo lugar, no debe sorprenderse de que otros nieguen el sufrimiento y la persecución de su propio pueblo a manos de los ocupantes extranjeros o tiranos del propio país.Por favor, pregúntese a usted mismo: los cientos de miles de testimonios escritos sobre los campos de exterminio, las cámaras de gas, los guetos y las campañas de matanzas del ejército alemán, las decenas de miles de proyectos de investigación histórica basados en documentación alemana, los numerosos documentos filmados - algunos de ellos por los propios soldados alemanes-, ¿se ha inventado alguien esta ingente cantidad de pruebas? ¿Se trata de una mera conspiración sionista-imperialista? ¿Acaso las confesiones de los oficiales nazi de alta graduación sobre su papel en el plan para eliminar a naciones enteras han sido producto de la imaginación de alguien? ¿Y todos los relatos heroicos de los pueblos que sufrieron la ocupación alemana - principalmente rusos, polacos y yugoslavos- no son más que falsedades y burdas exageraciones? ¿La lucha de los soviéticos fue tan sólo una ilusión? Rusia aún celebra su victoria contra la Alemania nazi y conmemora los millones de personas que perdieron la vida en esa guerra, soldados y civiles por igual. Pregúntele a Vladimir Putin.¿Todos ellos también mienten? Lo invito a que lea algunos estudios y testimonios serios antes de hacer públicas sus declaraciones.Usted divide el mundo en dos: imperialistas-sionistas que crearon el mito del holocausto, y los opositores al imperialismo, que conocen la verdad y desenmascaran la conspiración. Tal vez pensará que la negación del holocausto lo coloca en la cumbre del mundo musulmán, y que se trata de una herramienta útil en su lucha contra el imperialismo estadounidense y la hegemonía mundial de Occidente. Pero, en realidad, le está haciendo un flaco favor a todas las luchas populares del mundo. En el mejor de los casos, se deja a usted mismo y a su pueblo en ridículo a los ojos de las fuerzas políticas que rechazan el imperialismo, pero que no pueden tomarse sus afirmaciones y argumentos en serio porque usted niega de forma obsesiva la existencia de un periodo histórico bien documentado e investigado, cuyas funestas consecuencias perduran y aún se debaten hoy en día. En el peor de los casos, usted disuade y debilita a las fuerzas intelectuales, sociales y políticas de Estados Unidos y Europa que rechazan la política bélica y de confrontación de George W. Bush, pero que concluyen que usted también pone en peligro al mundo con sus declaraciones desdeñosas sobre el genocidio y con su programa nuclear.En cuanto a la lucha por la libertad y la independencia de mi propio pueblo: tal vez usted vea la negación del holocausto como una expresión de apoyo a los palestinos. En esto también se equivoca. Los palestinos luchamos por nuestra existencia y nuestros derechos contra la injusticia histórica que cometieron contra nosotros en 1948. No obtendremos el éxito o la independencia mediante la negación del genocidio perpetrado contra el pueblo judío, aunque algunos sectores de este pueblo conformen las mismas fuerzas que nos ocupan y nos desposeen hoy en día.
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